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A esperar toca

Con este panorama (37 PP, 25 PSOE, 13 BNG), gana la coalición pero por los pelos y el resultado no es seguro, depende de la emigración. Según quien te cuente la feria, el voto de la emigración es decisivo para un lado o para otro. Y como el voto emigrante no se conocerá hasta el día 27, mientras tanto puedes pulsar aquí, que algo entretiene.

Hagan sus apuestas

Una empresa austríaca, Betandwin (www.betandwin.com) hace apuestas con las elecciones de Galicia. Un par de días atrás, cuando nos enteramos y decidimos contarlo en el periódico, incluían en su web una porra sobre el candidato que llegaría a la presidencia de la Xunta. El que menos que se pagaba era Pérez Touriño, y eso quiere decir exactamente lo contrario de lo que parece. En una casa de apuestas, el favorito es el que se cotiza más bajo, por eso de que, según la estadística que manejan, es el que tiene más posibilidades de ganar y sale poco rentable. El caso es que cuando llamé a Austria y me pusieron en contacto con el departamento de prensa que tienen en Barcelona, a las pocas horas quitaron la apuesta de los presidentes y dejaron sólo las de los partidos. No sé si será que cubrieron todas las apuestas o es que están esperando a tener más estadísticas; o que el salir en el periódico puede influir, no lo sé. El caso es que me da más credibilidad una casa de apuestas que factura 850 millones de euros que un sondeo telefónico. Ya sólo faltan siete días para salir de dudas; mientras, a seguir soñando con las quinielas.

Independientes

Es una cosa curiosa. En pocos sitios se ve tan claro eso de que el voto de las municipales no tiene nada que ver con el resto de las elecciones como en los ayuntamientos donde manda un no alineado. En Galicia son 21, algunos agrupados en formaciones políticas minoritarias, algunos por su cuenta. Hay quien dice que en A Coruña gobierna un alcalde independiente que, de vez en cuando, va a los congresos del PSOE. Y hay quien está seguro de que Vázquez ganaría incluso sin apoyarse en las siglas. Yo no lo tengo tan claro, porque el aparato de un partido es mucho aparato. En Narón conocí a Xoán Gato, que no es un independiente al uso. Es un alcalde que viene -lo dejó hace años- de las filas del BNG. Esta vez anima a sus vecinos a que voten "cambio". Pero antes de decantarse por socialistas o nacionalistas, ha decidido ir a los mítines de ambos. Ese pedazo de hombre armario -algunos dicen que tiene aspecto de tratante de ganado- me pareció un tipo muy inteligente, valiente y buena persona. Será por eso que saca mayoría absoluta en un municipio que, no lo olvidemos, ya es la octava ciudad de Galicia en población. Otros independientes, como el de Sada, Ramón Rodríguez Ares, el de "Moncho es mucho" o "Vota Moncho, tú ya sabes" son harina de otro saco, igual que Jesús Ares, el alcalde tocón de Toques. Esos, aún habiendo sido expulsados de sus partidos con motivos, siguen pidiendo el voto para los de Fraga. Y eso no puede ser masoquismo, sólo puede ser interés, ansia de poder. Pero la culpa no la tienen ellos, sino los que los que legitiman con su voto. Los independientes, efectivamente, son de otro planeta.

Gitanos

Vengo de O Porriño, de estar con los gitanos. Dicen que son unos 70.000 en Galicia y se han decidido a hacerse oír. Los preside un chaval joven y con ganas que tiene nombre de monte: Sinaí. Quieren tener en las instancias políticas la representación que los payos no les damos. Y tienen razón. Los gitanos siguen marcados por los prejuicios. Si haces ruido en tu casa a las tres de la mañana, eres un energúmeno. Pero si es uno de ellos el que molesta, ya no es un energúmeno, es un gitano. Ramón Mendoza y Ramón Martínez Borja me decían que cuando un delincuente payo sale en el periódico, se le pone el nombre; cuando sale un romaní, el nombre y la etnia. Piénsenlo bien, tienen más razón que un santo para protestar. Todos tenemos vecinos que son unos auténticos hijos de puta, por muy payos que sean. Así que vamos a dejarnos de estupideces. Como decía Martínez Borja: el que la hace, que la pague, sea payo, gitano o marciano. Los partidos deberían tenerlos en cuenta en serio; no vaya a ser que, un día den un salto todos a la vez.

Venga, nenas, que me lo quitan de las manos

¿Por qué se empeñan los políticos, sean del color que sean, en comprar votos donde la gente compra calamares? Lo hicieron ayer en el mercado de San Agustín de A Coruña. Es un teatrillo de saludos falsos y sonrisas fingidas que, sin embargo, debe de dar buenos resultados. O no se explica que uno esté dispuesto a que lo soben hasta hartar. Claro que en la arena política también hay clases. Acebes se dejó tocar y tocó, no le importó mancharse con las manos obreras de los vendedores, de su sudor, de su trabajo, y eso seguro que no le perdona los pecados, pero lo humaniza; algún otro se anduvo con más cuidado. No conozco a nadie con cuatro apellidos dispuesto a pringarse con el sudor ajeno de un obrero. Quita, quita, no vaya a ser que me despeine, un proletario, qué dices... Me acuerdo de don Antonio: "Y pedantones al paño que miran, callan, y piensan, que saben, porque no beben, el vino de las tabernas..." Lo malo no es ser de derechas o ser de izquierdas; lo malo es pensar que uno está por encima del resto de los mortales porque de casta le viene al galgo. Yo creo que somos más felices los cans de palleiro pero esa, claro, es la opinión de uno que no es galgo.

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Territorio Baltar

Vengo de Vilamartín de Valdeorras, territorio Baltar. No me llega el espacio de La Voz para contar todo lo que vi. Y vi a un montón de gente que siguen debiéndole la vida a los políticos; vi buenas personas presas de la ignorancia; vi a cientos de gallegos que ignoran siquiera que tengan dignidad. Con todo, el más digno fue Baltar, que llegó a decir que el mérito era de quienes le aplaudían, porque ellos no sacaban nada de la política y él, en cambio, vivía de ella. Conocí a Manuel Candal, un personaje. Es el alcalde desde los años setenta. Ya era regidor con Franco. Es otro Armando Blanco, el gran jefe que arrasa porque comparte con Baltar esa academia de hacer favores que tan buenos resultados le da al Partido Popular. Me contó el portavoz de los socialistas de Vilamartín que el pueblo está un poco mosqueado, ya no sólo con el hecho de que se haya construido un puente hacia ninguna parte que ha costado un millón trescientos mil euros y que lleva el nombre de José Luis Baltar. Están mosqueados porque al Gobierno municipal se le ha dado por bautizar calles y, de esta manera, Vilamartín cuenta con dos vías que son el cachondeo de una buena parte de los habitantes críticos con Candal: la calle del Conejo y la calle de la Peseta. La primera se la dedicaron, unilateralmente, a un vecino célebre y ya finado al que apodaban así. Pero resulta que al Conejo no le gustaba que le llamasen Conejo, y a su familia menos. Lo de la peseta es en memoria de la difunta moneda. Imaginaos las coñas: calle del Conejo; calle de la peseta.
En el acto de inauguración del puente, al más puro estilo cuchipanda para todos, el alcalde le dio la voz a una vecina para que hablase en nombre de todos. Y escogió a una chica joven, a la presentó así: Os dejamos con Mar, que tiene eso de Graduado Social, cómo le llaman, ¡Sí, Relaciones Laborales! Y Mar hizo un discurso tan arrastrado hacia la figura del hombre-puente que mejor le hubiera ido a la chica estudiando relaciones humanas. La democracia tiene que ser otra cosa. No puede ser que se trate de un sistema en el que varios miles de estómagos agradecidos perpetúan con su servilismo a los que cortan el bacalao. Insisto, los de Vilamartín me parecieron buena gente, aunque creo que están equivocados; nadie debería arrastrarse ante nadie, y menos ante un político.

América a la vista

Cristóbal Colón fue el inventor de la diáspora. Con sus carabelas descubría, sin saberlo, uno de los principales semilleros de votos del Partido Popular. Y el PP le está agradecido por ello y debe de ser por eso que ayer, en Baiona, desplegó parte de su poderío para rendir homenaje a la Pinta. El conslelleiro López Veiga tenía la misión de estar en Baiona. Cuando le pregunté, en un aparte, si venía a hacer turismo o venía en campaña, me contestó: ¨Home, veño co traxe de conselleiro¨. Por lo menos, el hombre no se anduvo por las ramas. Hoy domingo estaré en otro lugar increíble, no tanto por el lugar en sí como por el acto al que voy a asistir. Está muy lejos de Baiona, así que toca madrugar. Pero creo que va a valer la pena.